Las tensiones internacionales
La política imperialista generó rivalidades internacionales que se sumaron a las tensiones existentes en Europa, debidas principalmente al resentimiento francés contra Alemania por la pérdida de Alsacia y Lorena y la rivalidad entre Rusia, el Imperio austrohúngaro y el Imperio otomano por controlar los Balcanes.
Los sistemas bismarckianos
Hasta 1890, la habilidad del canciller alemán Otto von Bismarck consiguió evitar los enfrentamientos entre las grandes potencias creando una compleja red de acuerdos y alianzas, conocida como sistemas bismarckianos, destinada a aislar a Francia y reducir la tensión entre el Imperio austrohúngaro y Rusia. La estrategia se fundamentó en la constitución de tres sistemas:
1º Sistema: (1873-1878) Se sustentó en la Liga de los Tres Emperadores, constituida por Alemania, Rusia y el Imperio austrohúngaro. La alianza se disolvió en el año 1878, cuando el Tratado de Berlín entregó a Austria-Hungría la administración de Bosnia-Herzegovina.
2º Sistema: (1879-1882) Lo conformaba la Dúplice Alianza (1879), formada entre Alemania y Austria-Hungría, la renovación de la Liga de los Tres Emperadores (1881) y la Triple alianza(1882), creada tras la integración de Italia en la Dúplice por su resentimiento por la ocupación francesa en Túnez.
3º Sistema: (1887-1890) Fue propiciado por la renovación de la Triple Alianza y por la firma del Tratado de Reaseguro, acuerdo secreto por el que Alemania apoyaría las reivindicaciones rusas en los Balcanes a cambio de su neutralidad. El sistema se completó con el Pacto del Mediterráneo, en el que participaron España, Italia, Austria-Hungría y Reino Unido para mantener el equilibrio internacional en el Mediterráneo.
El final del equilibrio bismarckiano
En 1890, el Káiser Guillermo II apartó de la cancillería a Bismarck y modificó la política exterior de Alemania. El nuevo emperador puso en marcha la Weltpolitik (Política mundial) esta nueva estrategia exterior se caracterizaba por un decidido expansionismo y por la escalada armamentística, que modificaron el sistema de alianzas en Europa e intensificaron la tensión entre los distintos estados europeos.
Francia salió de su aislamiento con la firma de un acuerdo militar con Rusia en 1892 y un posterior pacto con Italia en 1902 que reconocía la influencia francesa en Marruecos a cambio de la italiana en Libia. En Reino Unido se asumió una creciente implicación en los asuntos europeos ante el ascenso de Alemania como gran potencia industrial, científica y tecnológica, y buscó alianzas para contrarrestar ese poderío. En Rusia gracias a su expansión por Asia aumentó su rivalidad con Japón en el extremo oriental y con Reino Unido en Asia Central. Además, la región balcánica siguió siendo punto de rivalidad con austriacos y turcos. El Imperio otomano a lo largo del siglo XIX había perdido de forma progresiva sus posesiones en los Balcanes, pretendía conservar los territorios europeos, Oriente próximo y el norte de África. La debilidad turca fue aprovechada por el Imperio austrohúngaro para incrementar su presencia en los Balcanes, pero para ello tuvo que rivalizar tanto con Rusia como con Serbia, nuevo estado que pretendía unir a todos los eslavos del sur en una Gran Serbia.
La paz armada
La creciente tensión provocó una carrera armamentística en una atmósfera cada vez más tensa, conocida como Paz armada (1905-1914), en la que cualquier conflicto localizado podía desembocar en un enfrentamiento general. Ante la previsión de un enfrentamiento inminente, quedó configurado un sistema de alianzas que definiría los bandos de la Primera Guerra Mundial; la creciente tensión entre las potencias aumentó el riesgo de un conflicto militar.
En el año 1882 se había establecido la Triple Alianza entre Alemania, Austria-Hungría e Italia. Como respuesta, Francia y Reino Unido firmaron la Entente Cordiale en 1904, a la que se sumó en 1907 Rusia para formar la Triple Entente.
El clima de enfrentamientos se expresó en el estallido de varios conflictos localizados en el norte de África y en la región de los Balcanes:
- En Marruecos, el Káiser intentó debilitar a Francia apoyando a los independentistas marroquíes, lo que desembocó en dos sucesivos conflictos: la primera crisis marroquí (1905) y se solucionó en la Conferencia de Algeciras de 1906, que reconocía la supremacía francesa sobre Marruecos y el derecho de España a establecer un protectorado en el norte marroquí. La segunda crisis marroquí ocurrió en 1911, cuando el intento francés de ampliar sus dominios en la zona provocó el envío de Alemania de un cañonero al puerto de Agadir,. Para sofocar la crisis, Alemania recibió compensaciones en el Congo.
- En los Balcanes, los intereses austriacos, rusos, turcos y serbios convirtieron la región en el escenario donde estallaría la Primera Guerra Mundial. La primera crisis balcánica (1908-1909) se originó al anexionarse el Imperio austrohúngaro el territorio de Bosnia-Herzegovina, que administraba desde 1878, lo que incrementó la hostilidad de Serbia y de Austria-Hungría. La segunda crisis balcánica (1912-1913) estalló cuando la Liga Balcánica, constituida por Serbia, Bulgaria, Grecia y Montenegro, atacó al Imperio otomano para arrebatarle sus dominios en los Balcanes. Bulgaria, descontenta con el reparto de Macedonia entre Grecia y Serbia, atacó a sus antiguos aliados y desencadenó una nueva guerra, en la que fue derrotado.
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