La Revolución francesa
"La libertad guiando al pueblo" |
Durante el reinado de Luis XVI, la mala situación agravó el descontento social en Francia; así, en 1789 estalló una revolución que desembocaría en el hundimiento del Antiguo Régimen y en el nacimiento de una nueva sociedad basada en los principios liberales.
Causas de la revolución
El estallido de la revolución en Francia fue provocado por la mala situación económica y por la influencia de las ideas liberales, difundidas por la ilustración y que había tenido en la independencia es estadounidense un reciente ejemplo.
La crisis económica
La monarquía francesa atravesaba una permanente crisis fiscal debida a los elevados gastos de la corte. Los costes de la guerra de los Siete Años (1756-1763) y de la guerra de Independencia norteamericana habían disparado el déficit y llevado a la Hacienda a la bancarrota. Por esta razón, ministros como Turgot o Calonne plantearon reformas que pedían el pago de impuestos por parte de los privilegiados.
La situación se vio agravada por la crisis agraria: una sucesión de malas cosechas se disparó los precios y causó graves problemas de abastecimiento, en un país que, además, había visto crecer considerablemente su población a lo largo del siglo XVIII. Todo ello contribuiría a exacerbar, en vísperas de la revolución, el descontento entre los grupos populares, sobre todo en París.
La difusión de las ideas liberales
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En este contexto cobraron fuerza los principios del liberalismo. Su difusión entre los círculos ilustrados y burgueses de la sociedad francesa había extendido la crítica al absolutismo y a la sociedad estamental, y la defensa de la división de poderes y los derechos ciudadanos. El apoyo de Francia a la sublevación de las Trece Colonias alimentó el impulso de cambio, y la proclamación de la libertad y la igualdad, como valores recogidos en la Declaración de Independencia de 1776, agitó las conciencias y movilizó las voluntades.
Los Estados Generales y la Asamblea Nacional
El origen del proceso se encuentra en el rechazo de la nobleza al pago de impuestos, tal y como había surgido el ministro Calonne; este hecho se conoce como revuelta de los privilegiados, y provocó que Luis XVI se viera obligado a convocar los Estados Generales, una asamblea que no se reunía desde 1614.
En los meses previos a su celebración, cada estamento se encargó de elaborar los cuadernos de quejas (cahiers de doléances), en los que recogían sus peticiones al rey. En ellos, los privilegiados defendían su condición, mientras el Tercer Estado reclamaba la abolición de los privilegios señoriales.
Las sesiones de los Estados Generales comenzaron el mayo de 1789 en el palacio de Versalles. El enfrentamiento se desató cuando el Tercer Estado exigió que se abandonara el tradicional voto por estamento y se estableciera el voto individual.
Al ser rechazada la propuesta, los no privilegiados se autoproclamaron Asamblea Nacional, a la que se sumaron algunos representantes de la nobleza y el clero. Luis XVI ordenó su disolución, y los miembros de la Asamblea trasladaron su sede a la sala de Juego de Pelota, donde el 20 de junio juraron no disolverse hasta haber aprobado una constitución.
Las noticias de lo ocurrido en Versalles se difundieron rápidamente por Francia. Luis XVI concretó sus tropas en París para evitar posibles revueltas, ya que en otras partes del reino se sucedían las muestras de apoyo hacia los rebeldes ante el temor de que clausurada la Asamblea Nacional.
Sala de Juego de la pelota |
La Asamblea Constituyente y la Asamblea legislativa
El 9 de julio de 1789 se constituyó la Asamblea Constituyente. El clima revolucionario estalló definitivamente cuando Luis XVI ordenó la destitución del ministro Jacques Necker, partidario de las reformas. El 14 de julio la población parisina asaltó la carcel de La Bastilla, símbolo de la represión absolutista, y el ayuntamiento, donde el alcalde fue apresado y ejecutado.
En el campo se sucedieron los asaltos a castillos y se quemaron los títulos de propiedad, sucesos que se conocen como "el Gran Miedo". Además, en las comunas rurales se organizaron nuevos ayuntamientos.
Ante la escalada de acontecimientos, el rey aceptó la autoridad de la Asamblea Constituyente, que el 4 de agosto decretó la abolición de los derechos señoriales y el 27 proclamó la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano. En ella consagraba los valores de la revolución: "libertad, igualdad y fraternidad". Estas medidas supusieron el fin del Antiguo Régimen.
La labor de la Asamblea prosiguió con la expropiación de las propiedades de la Iglesia. El 12 de julio de 1790 se promulgó la Constitución civil del clero, por la que los miembros de la Iglesia pasaron a depender del Estado.
El principal propósito de la Asamblea había sido la redacción de una Constitución. Para evitar presiones, el pueblo de París obligó al rey a abandonar Versalles y trasladarse al palacio de las Tullerías. El 20 de junio de 1791, la familia real huyó de París, aunque fueron interceptados en Varennes y trasladados a la capital, donde quedaron bajo custodia.
El 3 de septiembre de 1791 se aprobó la primera Constitución francesa que incluía los principios del liberalismo (igualdad jurídica y libertades individuales). Francia quedó definida como una monarquía constitucional en la que el rey detentaba el poder ejecutivo y la Asamblea Nacional el poder legislativo.
La constitución estableció el sufragio censitario, reservado para los ciudadanos activos (aquellos que pudieran acreditar un nivel de renta), que en la práctica representaba un pequeño porcentaje de la población.
Tras la aprobación de la Constitución, se configuró la Asamblea Legislativa. Su actividad estuvo condicionada por las dificultades económicas, por las revueltas contrarrevolucionarias alentadas por el clero y la nobleza y por la oposición del rey, que conspiraba para forzar una intervención nacional.
El 20 de abril de 1792, la Asamblea declaró la guerra a Austria. El ambiente bélico radicalizó las posturas. El 10 de agosto, los sans-culottes (sectores más humildes y radicales de la sociedad francesa) asaltaron el palacio de las Tullerías y el rey fue suspendido de sus funciones.
Asalto del palacio de las Tullerías |
La Convención
En septiembre de 1792, la Asamblea Legislativa convocó nuevas elecciones, celebradas por sufragio universal masculino, que dieron lugar a la Convención Nacional. La nueva institución asumió los poderes ejecutivo y legislativo, y proclamó la república. En la Asamblea se distinguían tres grupos:
- Girondinos. Su líder era Brissot. Representaban a la burguesía liberal moderada y defendían una monarquía constitucional con sufragio censitario.
- Montañeses. Este grupo se integraron los jacobinos, encabezados por Robespierre y defensores de la pequeña burguesía, y los cordeliers, representantes del pueblo llano y cuyos principales líderes fueron Marat y Danton.
- Llanura. Era el grupo más numerosos y sostuvo una postura centrista, que le llevó a apoyar a girondinos o montañeses según las circunstancias.
La Convención girondina
Inicialmente, la Convención fue denominada por los girondinos, que tuvieron que ceder a las presiones jacobinas para someter a juicios al rey. El 6 de noviembre de 1792 Luis XVI fue procesado, y el 21 de enero de 1793 guillotinado.
La Convención tuvo que hacer frente a otras dificultades; así, mientras en el país los problemas económicos se recrudecían, las potencias europeas se reunieron en la Primera Coalición (Austria, Prusia, Gran Bretaña, España, Provincias Unidas, Nápoles y Cerdeña) contra la Francia revolucionaria.
En el interior, en la comarca de La Vandée, se produjo una revuelta campesina alentada por los sectores de la nobleza y del clero contrarios a la revolución. La rebelión se extendió por todo el oeste francés y se prolongó durante tres años.
Para proteger la revolución, la Convención formó el Comité de Defensa General; ante la gravedad de la situación, fue sustituido por el Comité de Salud Pública, a la vez que se instituía el Tribunal revolucionario. La revolución se radicalizó, y el descontento de los sans-culottes ante la carestía del pan desembocó en una revuelta contra la Convención que entregó el poder a Robespierre y los jacobinos en junio de 1793.
La Convención montañesa
Para combatir las amenazas internas y exteriores, el Comité de Salud Pública dirigido por Robespierre implantó un gobierno dictatorial, conocido como el Terror.
Para legitimarse en el poder, los montañeses redactaron una nueva Constitución que ampliaba los derechos democráticos, pero que no entró en vigor. Además, se estableció el control de precios y salarios, se procedió a la incautación de cosechas para garantizar el abastecimiento, se suprimió el culto religioso y se instauró un nuevo calendario. Para proteger la Revolución del exterior, se formó un numerosos ejército formado por ciudadanos, que consiguieron contraatacar y derrotar a las tropas de la coalición antifrancesa.
La brutal represión desatada por Robespierre afectó no solo a grupos contrarios a la revolución sino también a miles de girondinos e, incluso, a colaboradores suyos; así, Hébert, Danton o Desmoulins fueron guillotinados por orden suya.
De este modo, Robespierre consiguió unir a todos sus enemigos, que llevaron a cabo el golpe de Estado de Termidor (julio de 1794). El líder jacobino y otros significados colaboradores, como Saint-Just, fueron ajusticiados.
La Convención termidoriana
El nuevo gobierno desplegó la represión contra los jacobinos, conocida como Terror Blanco, y encaminó a la Revolución hacia posturas más moderadas, reflejadas en la Constitución del año 1795 y en la instauración del Directorio.
El Directorio
La Constitución de 1795 sustituyó el sufragio universal masculino por un sistema censitario, y aunque mantuvo la república, la soberanía nacional y la división de poderes, delegó el poder legislativo en dos asambleas, el Consejo de los Quientos y el Consejo de Ancianos, y el poder ejecutivo en un Directorio compuesto por cinco miembros.
El Gobierno tuvo que hacer frente a la oposición monárquica, que mantenía su sublevación en La Vandée, y a los grupos radicales de la revolución; estos, descontentos con el giro moderado, protagonizaron en el año 1796 la conspiración de los Iguales, un movimiento encabezado por Francois Babeuf que defendía la abolición de la propiedad y la colectivización de la tierra.
En el plano internacional, la guerra se decantó a favor de Francia. Prusia y España se retiraron de la contienda tras la firma de la paz de Basilea, mientras que los austriacos cayeron derrotados en 1797 por las tropas comandadas por un oven general, Napoleón Bonaparte, y firmaron el Tratado de Campo Formio.
Fue Napoleón quien en el año 1798 dirigiría la expedición francesa a Egipto con el fin de cortar la ruta entre Gran Bretaña u la India. El fracaso de esta empresa motivó la creación de la Segunda Coalición, integrada por Gran Bretaña, Austria, Rusia, Imperio Otomano, Nápoles y los Estados Papales.
Batalla de Valmy (1792) |
El Consulado
Tras su regreso a Francia, en noviembre de 1799 Napoleón dio un golpe de Estado del 18 de brumario, que terminó con el Directorio. En su lugar se organizó un Consulado formado por Napoleón junto con Ducos y Sieyés.
Se promulgó una nueva Constitución por la que el Consulado asumía el poder ejecutivo, pero con iniciativa legislativa en la figura del primer cónsul. La concentración del poder del gobierno dictatorial de Napoleón (podía nombrar y cesar a los miembros del Gobierno, los tribunales, el Ejército y la Administración local) puso fin a la Revolución. En el año 1802, una nueva Constitución lo convirtió en cónsul vitalicio. Finalmente, en el año 1804 se coronó emperador ante la presencia del papa, en l catedral parisina de Notre Dame.
Napoleón emprendió una profunda reforma de la Administración, a la vez que dotó de un carácter centralista basado en departamentos. A su vez, llevó a cabo un vasto programa de infraestructuras y una intensa labor legislativa: así, en 1801 firmó un Concordato con la Santa Sede, en 1804 promulgó un nuevo Código Civil, en 1807 un código de comercio y en 1810 un Código Penal. Todo ello sentó las bases de la organización administrativa de la Francia contemporánea.
Coronación de Napoleón en Notre Dame (1804) |
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