La tregua de Navidad. 1914

 En la Navidad de 1914 sucedió el hecho más sorprendente de toda la Primera Guerra Mundial. Tras la sangrienta batalla del Marne, en septiembre de 1914, los ejércitos se atrincheraron y dio comienzo la llamada "Guerra de Posiciones o de trincheras". Fueron meses de duros combates y numerosas víctimas en ambos bandos. La llegada del invierno empeoró aún más la situación de los combatientes lo que llevó al Papa Benedicto XV a solicitar una Tregua de Navidad que no fue aceptada por los beligerantes, aunque una luz de esperanza brillaría en esa Navidad, aunque se apagaría poco después.

Aquella primera noche de Nochebuena bélica, en el frente de Flandes (Bélgica), los ejércitos contendientes estaban atrincherados, por un lado estaba la trinchera alemana, por el otro la trinchera británica y escocesa y cercano a esta última un grupo francés. Los bandos se encontraban separados unos 50 metros por la llamada "tierra de nadie". En la noche del 24 de diciembre, los ingleses advirtieron una luz, luego otra y otra que se iban encendiendo en la trinchera alemana. Eran veladas colocadas en las puntas de las bayonetas y en arbolitos de Navidad (el Kaiser Guillermo II, para subir la moral de sus soldados, ordenó enviar árboles  de navidad a todas las unidades de primera línea). Además, poco después, empezaron a aparecer carteles escritos desde la trinchera alemana de saludos navideños al enemigo, quien responde con otros escritos similares ("Frohe Weinachten", "Merry Christmas", "We not fight, you no fight"). De repente, desde el lado alemán, la voz de un tenor rompió el silencio entonado "Stille Nach, Heilige Nacht" ("Noche de Paz, Noche de Amor") acompañada por la armonía de un soldado.

El tenor, mientras cantaba, se levantó y aunque se convirtió en un blanco perfecto para abatir, nadie le disparó, todo lo contrario, un gaitero escocés le respondió siguiendo la melodía con si gaita. Finaliza el villancico y en las trincheras de ambos bandos hay vitores y aplausos. El escocés con la gaita entona ahora un villancico popular británico, "La Primera Navidad". El soldado alemán tenor empieza a cantarlo en inglés y mientras canta toma un árbol de navidad con velas encendidas y sale de la trinchera a la "tierra de nadie" caminando hacia la trinchera enemiga. El gaitero a su vez sale a saludar al alemán y, en ese mágico instante, oficiales de ambos bandos salen a la "tierra de nadie" para saludarse fraternalmente. Esa noche comparten la Navidad en las fogatas mostrando al rival fotos de su familia e intercambiando obsequios (cigarrillos, botones, chocolates, gorros, alcohol, etc). A 26 km de allí, los dos bandos comienzan a hacer lo mismo y así hasta 17 destacamentos en conflicto. Al día siguiente, 25 de diciembre de 1914, se acuerdan dar sepultura a los muertos que permanecían abandonados en la "tierra de nadie". Juntos alemanes, ingleses, escoceses y franceses, cavan las tumbas una al lado de otra sin importar la nacionalidad del combatiente muerto. Un capellán escocés, acompañado por un soldado estudiante de teología alemán que hace de monaguillo, celebra una misa de difuntos comunitaria. Después del intercambio de cigarrillos, un soldado escocés aparece con un balón de futbol , y hubo un partido. Las porterías se señalaron con sus gorros y ganaron los alemanes por 3 a 2. 


Esta no fue una tregua no fue una tregua oficial emanada desde arriba por un acuerdo entre los altos mandos militares. Esta tregua surgió desde abajo, de manera espontánea por algo que muchos no logran entender. La noticia de esta tregua llegó a los respectivos cuarteles generales y se adoptaron medidas para frenar esa actitud. Las cartas de ambos bandos pasaron por una rigurosa censura y se quemaron para que no se conociera la humillante y extraña tregua navideña no oficial. 
Algunas informaciones que llegaron a los periódicos británicos se censuraron. Los franceses confiscaron los negativos de las fotografías que algunos soldados habían tomado durante la tregua, en donde se veían hombres de uno y otro bando posando amistosamente. Los batallones fueron trasladados a otros frentes más duros. El grupo alemán salió embarcado en un tren sin escaleras rumbo al frente ruso. Antes de dejar la estación comenzaron a entonar el villancico que tocó el gaitero escocés y cantó el tenor alemán. Pero a pesar de las oficiales medias de censura y control, la noticia se filtró y tan solo pudieron entenderla los que de ese milagro de Paz, Perdón y Amor, participaron. Aunque a lo largo de la guerra se darían algunos casos aislados de confraternización con el bando enemigo, las altas esferas militares se encargaron de que un episodio generalizado, como el sucedido en la Navidad de 1914, no volviera a ocurrir. Después de esta tregua, en los campos de Europa quedaron más de 9 millones de muertos.

Comentarios

Entradas populares de este blog

El vitalismo de Nietzsche

El imperialismo

Presocráticos dualistas y pluralista

Expansión y transformaciones económicas del siglo XVIII