Ser humano y sentido

 Seguramente la pregunta de para qué estamos aquí es una de las preguntas más complicadas de responder y que todavía sigue siendo tema de conversación en nuestra sociedad. ¿Qué hacemos aquí? ¿Tiene sentido el placer si es pasajero? ¿Tiene sentido el dolo? ¿Por qué hay personas que se pasan la vida buscando acumular poder? ¿Hay sentido fuera de la fe y de la religión? Es una de las preguntas más importantes porque de ella depende el cuidado del bien más preciado que tenemos, la vida. 

Vamos a repasar algunas posibles respuestas que hemos encontrado a lo largo de toda la historia de la filosofía.


1) Aristóteles 

Aristóteles defendía que lo propio del ser humano es el ejercicio de la razón y en el ejercicio de la razón encontramos la búsqueda de la felicidad. Por tando podemos decir que el ser humano encuentra su realización o sentido en la búsqueda de la felicidad mediante la práctica de la virtud, virtud que se encuentra en el término medio de dos vicios opuestos. También juega un papel muy importante la política dado que el ser humano es un ser político y encuentra su sentido en la relación con los otros.


2) Epicureismo 

Epicuro también pone el acento en la felicidad pero una felicidad a la que se llega mediante la búsqueda de placeres sencillos y el rechazo a los miedos que nos quitan la paz. El miedo a la muerte, a los dioses y al más allá. Encontraríamos sentido en los pequeños placeres o en los placeres de las pequeñas cosas.


3) Utilitarismo 

Sistema ético desarrollado inicialmente en Inglaterra en los siglos XVIII y XIX, que establece que <<bueno es aquello que promueve la felicidad>> y a la vez que <<el mayor bien es la mayor felicidad para el mayor número posible de personas>>

4) Soren Kierkegaard 

Padre del existencialismo, sobre los conceptos de dolor, angustia vital construye su filosofía. Fue una persona profundamente religiosa dentro de la iglesia protestante. En Etapas de un camino de la vida (1845). Establece tres etapas o tres posibles relaciones entre el ser humano y la cuestión del sentido: la vida estética, la vida ética y la vida religiosa.

La vida estética está representado por la figura de Don Juan, de Mozart, el seductor que persigue un ideal de vida placentera y sensual y que, al no reconocer a los demás sino como objetos, tampoco se realiza como verdadero sujeto. La nueva posibilidad se abre con la otra opción: la vida ética, en ella simboliza el matrimonio y el estado de compromisos éticos y de cumplimiento de deberes que impone, que suponen una cierta universalidad. El hombre tiene todavía la posibilidad de un mayor conocimiento de sí mismo en un plano superior: la vida religiosa, aquella que ejemplifica el sacrificio de si hijo por Abraham: no entiende pero cree. De la misma manera, el individuo que no entiende la fe pero cree se halla ante el absurdo, pero también se descubre a sí mismo como subjetividad. El paso del segundo al tercer paso requiere una suspensión total del modo de pensar propio de la vida ética a la religiosa que se llama `dialéctico´, hacía la fe.

Todavía le queda al hombre, incluso religioso, la posibilidad de apartarse de la verdad; lo que le espera en el futuro se hace siempre actual en el instante con `temor y temblor´, y por eso el hombre permanece siempre en la angustia, que puede traducirse como esperanza del futuro.


5) Martin Heidegger 

Su principal preocupación fue la metafísica, en concreto la pregunta por el ser. La principal obra de Heidegger es Ser y tiempo. En ella el autor trata de responder a una pregunta clave: ¿Qué significa exactamente ser? ¿En qué consiste la existencia, y cuál es su característica principal, si es que existe una? De este modo recuperó una cuestión que, en su opinión, había sido alejada de lado por la filosofía desde el periodo clásico. En este libro plantea que esta pregunta debe ser reformulada en busca del sentido del ser, más que de éste en sí mismo. 


A diferencia de lo que planteaba Descartes y otros autores previos, Heidegger consideraba que las personas no somos entes pensantes aislados del mundo que nos rodea, sino que la propia interacción con el entorno es un aspecto nuclear del ser. Es por esto que no es posible dominar el ser e intentar hacer lleva a una vida carente de autenticidad. En consecuencia, la capacidad humana para pensar tiene un carácter secundario y no sebe ser entendida como aquello que define nuestro ser. Descubrimos el mundo a través del ser en el mundo, es decir, de la existencia en sí misma.

La existencia no depende de la voluntad, sino que somos `arrojados´ al mundo y sabemos que es inevitable que nuestra vida termine. La acepación de estos hechos, así como la comprensión de que somos una parte más del mundo, permite dar sentido a la vida, que Heidegger conceptualiza como proyecto del ser en el mundo.

Posteriormente los intereses de Heidegger se trasladaron a otros temas. Destacó la relevancia del lenguaje como herramienta fundamental para entender el mundo, exploró la relación entre el arte y la búsqueda de la `verdad´ y criticó la actitud despectiva e irresponsable de los países occidentales con respecto a la naturaleza. 


6) Miguel de Unamuno 

La filosofía de Unamuno es propiamente, la que se contiene en Vida de don Quijote y Sancho (1905), Del sentimiento trágico de la vida (1913) y La agonía del cristianismo (1925). En estas obras aparece fuertemente influido por el existencialismo de Kierkegaard, con el acento puesto en el individuo concreto y la situación de angustia y agonía que define al hombre. La esencia de la vida es un ansia de no morir y el deseo de eternidad, y la angustia que procede del conflicto entre fe y razón: la agonía llega a la hora de argumentar racionalmente la eternidad. Unamuno prefiere, a la fe racional, la fe voluntarista, la que entre sentimiento y la razón, se decide por el primero, inmersa siempre en dudas, pero con una voluntad decidida de `crear lo que no vemos´.

Esta fuerza de voluntad la ve encarnada en la figura literaria de don Quijote, cuya vida ejemplifica según Unamuno, la lucha por la supervivencia y la inmortalidad, como respuesta o solución, al sentimiento trágico de la vida.


7) Albert Camus 

Uno de los exponentes del existencialismo francés. Su novela El extranjero (1942), en la que presenta el tema favorito de sus escritos, lo absurdo de la vida humana, le lanza a la fama. En el mito de Sísifo. Ensayo sobre el absurdo (1943), repite temática, reelaborándola en un ensayo ya filosófico. Expone en esta obra su `filosofía del absurdo´, el tema central en toda su obra: el absurdo nace de la confrontación entre la experiencia del mundo y el deseo desenfrenado de claridad.


El suicidio no puede ser la salida de este absurdo, ya sea el suicidio corpotal que elimina la consciencia, ya sea el suicidio moral del hombre con el sometimiento al absurdo irracional, en la filosofía, o al consuelo y la esperanza que ofrece la religión. No hay otra salida que tomar conciencia de lo absurdo y vivir la vida, decía que `se vivirá tanto mejor si no tiene sentido´. Tres consecuencias saca Camus de lo absurdo: `mi rebelión´, mi libertad y mi pasión´. <<Me rebelo, luego existo>>


8) Viktor Frankl

Fue neurólogo, psiquiatra y filósofo austriaco, fundador de la Logoterapia y Análisis existencial. También fue un amante de las alturas, por lo que dedicó gran parte de su vida al alpinismo y posteriormente se convirtió en piloto. Sobrevivió a cuatro campos de concentración alemanes durante la Segunda Guerra Mundial, como Auschwitz y Dachau hasta su liberación en Turkheim el 27 de abril de 1945. 


Según Frankl, la vida por si misma posee un significado, y las personas tienen la capacidad de descubrir un sentido que resulta único e irrepetible, independientemente de las circunstancias que nos encontremos; esta búsqueda de significado constituye la principal motivación vital.

Además, siempre tenemos un cierto grado de libertad, puesto que podemos decidir al menos qué actitud adoptamos ante la adversidad.

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