Aristóteles. Propiedad, dinero, intercambio y valor

Aristóteles al igual que su maestro se burlaba de cualquier actividad que tuviera como fin el ganar dinero, pero al contrario que Platón, él no odiaba a Demócrito, y quizás fueron sus palabras las que le llevaron a atacar el comunismo de las clases gobernantes promulgado por Platón. 




Señaló que el comunismo va en contra de la propia naturaleza humana y acaba con la ventaja que se da en los intercambios. Aristóteles defendió la propiedad privada de la siguiente manera: la propiedad privada es mucho más productiva y por lo tanto facilita el progreso, aunque tampoco es que le encantase el progreso; también dijo que los bienes poseídos en común no se cuidan ya que la gente siempre piensa que otro lo cuidara, cuando el bien es de alguien en concreto ese alguien se esmera en cuidarlo.
Platón decía que la propiedad comunal traería la paz social ya que nadie envidiaría nada. Aristóteles, sin embargo, dijo que la propiedad comunal trae el conflicto continuo ya que la gente se quejaría por trabajar más que otros y recibir lo mismo. Señaló que la propiedad privada había surgido en la historia de la humanidad de forma espontánea e imponer la propiedad comunal era ir en contra de la propia evolución del hombre; también señaló que la propiedad comunal elimina la capacidad del hombre de ser solidario, la solidaridad no puede ser obligada bajo amenaza.


Recordatorio:
 Los contenidos del pensamiento económico provienen del canal Economic Pills, el cual está inspirado en el libro de Murray N. Rothbard.


Aristóteles no quería prohibir la acumulación de riqueza (a diferencia de la propuesta de Platón) pero no le parecía correcto que la gente acumulase mucha riqueza, lo dejaba a la conciencia de cada uno. Veía con odio a los comerciantes minoristas, ya que no le gustaba ver que la gente acumulase simplemente monedas. Él creía que el trabajo y el mero intercambio de subsistencia basado en trueque era lo único que debía existir, de todas formas no veía mal una moneda, ya que facilitaba los intercambios, sin embargo veía mal su acumulación y no entendía que las monedas generasen más monedas a su propietario.

Aristóteles no entendía y le cabreaba soberanamente que si tú prestas unas monedas a alguien por algún tiempo a la vuelta ese alguien te devolviese más monedas de las que le había prestado, por lo tanto condenaba la ganancia de un interés que había aparecido por otra parte de manera espontánea en la sociedad a lo largo de la historia.



Aristóteles habló del intercambio asociándolo al valor de lo intercambiado pero no acertó; dijo que cuando un hombre intercambia con otro por ejemplo zapatos por una casa este intercambio se produce porque ambos valoran de igual manera estos bienes, solo así el intercambio se puede considerar justo.
Siguiendo la visión de Pitágoras de que el mundo es número, Aristóteles empezó a intentar explicar esto con números y no consiguió más que liarse y liar aquello que leerían lo escrito. Su teoría no puede explicar por qué en el mercado la gente hacia intercambios de manera libre y voluntaria que según su teoría serían injusto, hoy sabemos que la gente intercambia cosas por que da más valor a lo que quiere conseguir que a lo que tiene y por eso se hace intercambios.

Observó que cosas aparentemente inútiles como un diamante tenían más valor para la gente que cosas más útiles, en base a ello enunció que cuando un bien se hace más escaso se vuelve más valioso.
Habló de los fines que persigue el hombre y los medios para conseguirlos, la gente valora un medio de producción si éste es usado para crear algo que valore, cuando más se quiera el fin más se valorará los bienes necesarios para llegar a ese fin. Además, habló también de cómo se valoran estos bienes según el tipo de actividad; para un carpintero es más valioso un martillo que una hoz y en cambio para un campesino es más útil una hoz que un martillo, como consecuencia de esto, un bien con muchas posibilidades de uso es más valorado que un bien con un uso más específico.
Habló también de cómo se valoran estos bienes en base a adquirirlos o a perderlos; por ejemplo, en el equipo de un carpintero valorará más el martillo que el hacha si una vez unido al resto de su equipamiento este equipamiento es más valorado por el carpintero que si en lugar del martillo añadiésemos el hacha, la otra cara de la moneda es razonar esto en base a su pérdida, el martillo es más valorado que el hacha si para el carpintero su equipamiento pierde más valor por perder el martillo que por perder el hacha, en base a este razonamiento Aristóteles diría que el martillo es el bien mayor de estos dos para el carpintero.

En cuanto a la persecución de la riqueza, abogaba por disminuir el deseo para así sentirse rico con poco.


Pensamiento económico como tal no hubo más en la Antigua Grecia, a medida que Grecia iba decayendo y por lo tanto la escasez empezaba a acampar a sus anchas por las calles de las ciudades algunos seguidores de Diógenes predicaron el concepto de desear poco y así ser feliz con poco o nada, además, estos filósofos señalaban el amor al dinero como un mal.

La decadencia del Estado y la lectura de Aristóteles llevó a Zenón de Citio a fundar la escuela Estoica, en donde muchas de otras cosas se empezó a entender que era el hombre el que tenía derechos por encima de cualquier barrera política y no como se promulgaba en base a la doctrina difundida por Sócrates que es la sociedad en conjunto la que tiene esos derechos.
Las ideas Estoicas calaron en Roma, gracias entre otros a Cicerón, y establecieron los cimientos del derecho romano, en base al cual Roma se desarrolló.

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