Filosofía oriental. Budismo

 En occidente, el término filosofía oriental se refiere a las diversas corrientes filosóficas que se desarrollaron en el Este y Sudeste de Asia. Ha habido discusiones sobre la temática de llamar religiones a algunas corrientes de pensamiento oriental. En realidad la discusión se basa en una problemática semántica y de pertinencia en el uso del término `religión´ para muchas escuelas, las budistas por ejemplo. Cuando algunas escuelas budistas alegan que lo que ellos practican no es una religión, sino una filosofía, en realidad lo que quieren decir es que su forma religiosa  no se adapta a los cánones occidentales sobre los elementos que debe tener una religión (por ejemplo dogmas revelados).

Si quisiéramos ser más pertinentes en lo que se refiere a estas escuelas que no aceptan el uso del término `religión´ para denominar lo que ellos prefieren llamar filosofía, deberíamos emplear el término filosofía religiosa. Contrariamente a lo que han defendido muchos autores, una persona no puede ser budista y cristiana al mismo tiempo.

Ejemplos de filosofías religiosas orientales son el budismo, el taoísmo y el confucianismo. En occidente también se consideran a las doctrinas religiosas orientales como parte de la tradición de Oriente, siendo algunos ejemplos como el hinduismo, el mazdeísmo, la religión china, japonesa y coreana. Esta consideración se hace por que en Oriente la religión va de la mano de una fundamentación filosófica primaria.

Cuando el término `filosofía´ se utiliza en un contexto académico, se refiere más bien a la tradición que comenzó con los griegos. En el sector canónico académico de las universidades estadounidenses y europeas, los textos relacionados con las religiones orientales no se consideran filosóficos.



Budismo


El budismo es un sistema de creencias basados en la enseñanzas de Buda. El tema de la existencia de Dios es en gran medida irrelevante en el budismo. Hay escuelas budistas que dejan de lado el término "Dios", y otras que lo aplican. Cuando un budista acepta utilizar el término "Dios", se refiere a un concepto idéntico al Brahmán impersonal del hinduismo. Dios es aceptado en el budismo en tanto que se refiera a la nada, el vacío, o el estado nirvana. Cuando una escuela budista reniega del uso del término "Dios", está negando la existencia, o dejando a un lado a Dios como lo puede ver un cristiano o un judío (de forma personal, separada de su creación y criaturas).

Buda expresó su desacuerdo con que se le dé algún tipo de estatus divino o inspiración divina, y dijo que cualquier persona podía alcanzar el conocimiento que él había alcanzado.

Aparte de Buda, otra persona importante en el desarrollo del budismo fue Sariputra, quien estructuró el método de enseñanza del budismo, desarrollando un procedimiento por el que permitía a los discípulos comprender por el que permitía a los discípulos comprender y recordar perfectamente todos los detalles, ya que hay que tener en cuenta que la doctrina budista se transmitía de maestro a discípulo de manera oral. Ese es el motivo de que toda doctrina se basa en enumeraciones de conceptos.

La doctrina de buda se basa en las Cuatro Nobles Verdades (anxiomas sin discusión que fueron expuestos por Buda durante un sermón que dio en Benarés a sus discípulos), con los que se podría llegar a descubrir el camino de la sabiduría, de cada uno depende transitarlo, cada cual a su ritmo y sabiendo que perderse forma parte de encontrarse y que siempre es posible retomarlo si erramos más de una vez el paso:
  • Dukkha: toda la vida es sufrimiento. Cierto es que en la vida existen momentos de placer, pero son estados transitorios, que rápidamente desaparecen  y se diluyen en el dolor circundante.
  • Samudaia: Hay una causa de sufrimiento, que es apego o el deseo (tanha) enraizada en la ignorancia. Se sufre por no poder alcanzar los deseos que tenemos.
  • Nirodha: Hay un fin del sufrimiento, que es nirvana, entendido como un estado espiritual de cesación del deseo, y por tanto del sufrimiento, no como un lugar físico
  • Marga: Para llegar al nirvana, existe una manera, que es seguir el noble sendero óctuple, llamado así porque se basa en adquirir ocho virtudes, consiguiendo de esa manera la visión y el conocimiento que conduce al despertar.

Sin embargo, la doctrina budista, como tal, tiene sus cimientos más en las doctrinas de:
  • Anatta (que especifica que todo es importante, sin ser metafísico) y
  • Pratitia-samutpada (que delimita el concepto budista de la casualidad y que Nagaryuna asocia con la vacuidad).
La mayoría de sectas budistas creen en el karma, una causa-efecto entre todo lo que se ha hecho y todo lo que se hará. Los budistas creen que los eventos que se producen son el resultado directo de los eventos anteriores. Uno de los efectos del karma es el renacimiento (un concepto distinto que la rencarnación del hinduismo). En la muerte, el karma de una vida determina la naturaleza de la próxima existencia de la vida. El objetivo final de un practicante budista es eliminar el karma (tanto bueno como malo), poner fin al ciclo de subimiento y renacimiento, y alcanzar el nirvana, generalmente traducido como el despertar o la iluminación.

La iluminación significa "darse cuenta" de lo verdadero y dejar de engañarse por lo falso e imperecedero. Iluminarse es "despertar" de los engaños en los que solemos caer y ver la realidad tal cual es. 
El antídoto de la ignorancia es la sabiduría, que como un diamante en bruto podemos ir puliendo, se consigue entrenando nuestra atención para hacer distingos entre lo real y lo ficticio. De hecho, la violencia que nos rodea y que anida en nuestro interior como potencial, es fruto de la ignorancia, no de la maldad. Ignoramos que no tiene que ver con erudición sino con desconocer la realidad última de todo lo que nos rodea y las leyes que rigen la naturaleza de toda la existencia. Lo que erradica la violencia es esta sabiduría hecha práctica.
La sabiduría, como bien hemos dicho antes, se adquiere siguiendo las Cuatro Nobles Verdades.


Desde una apreciación "occidental" el budismo al afirmar la realidad del sufrimiento, de la vejez y de la muerte, parece "un bajón", una filosofía negativa. Sin embargo, Buda no hizo más que mostrar la realidad de una existencia que intentamos negar. Buda no esta ni a favor ni en contra de una vida de satisfacción, solo nos recuerda que quien se aferra a la ilusión de permanencia, terminará desilusionado tarde o temprano. No podemos obviar la realidad de la muerte, de la vejez y la enfermedad sin siquiera escucharla, llegamos a ver la muerte como muy lejana y tenemos la infundada fantasía de ser eternos e indestructibles. Ser conscientes de nuestra finitud e impermanencia es una invitación a vivir la vida con plena consciencia y hacer del privilegio de transitar a una vida humana, un aporte interesante a la existencia propia y ajena.


El Óctuple Sendero, camino para erradicar el sufrimiento

Si orientamos nuestra vida según esta ética, tendremos claridad mental y paz espiritual para transitar nuestra existencia sin sufrimiento y sin dañar a los demás. Podríamos decir que la primera parte de este camino está orientada a evitar causar daño a los demás y la segunda parte a trabajar nuestra mente para no dañarnos con impurezas mentales que nos afligen, nos acosan, nos atormentan y nos generan enfermedad.
El Óctuple Sendero es el camino para hacer filosofía budista una práctica. No es un camino lineal, sus ocho peldaños se van desarrollando de manera simultánea. Cada peldaño ayuda al cultivo de todos los demás. La sabiduría, el comportamiento ético y el entrenamiento para condicionar la mente, son los tres grandes núcleos de este sendero.
  • Dentro de la Sabiduría: Visión correcta y pensamiento correcto.
  • Dentro del Comportamiento ético: Habla correcta, acción correcta, y medio de vida correcto.
  • Dentro del Entrenamiento de la mente: Esfuerzo correcto, atención correcta, concentración correcta.
El budismo nos recuerda que lo que hoy somos es el resultado de lo que hemos pensado y de cómo hemos obrado. Así como nuestro futuro será consecuencia de la ética que rigen hoy nuestras acciones. Entrenar la mente para poder ver con claridad nos allana el camino para no tropezar siempre en el mismo lugar y evolucionar hacia un estado de paz y serenidad que nace de la coherencia y la correspondencia entre el pensar, el decir y nuestro obrar.

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