El estalinismo

 La dictadura de Stalin

El ascenso de Stalin al poder derivó en una dictadura alejada de los principios que habían inspirado la revolución bolchevique. Para ello, Stalin aprovechó el control del partido y de la policía política, la NKVD, diriguida por Nikolái Yezhov y Lavrenti Beria. Para acabar con la vieja guardia bolchevique, se celebraron los procesos de Moscú, en los que falsamente acusados de traidores fueron fusilados o enviados a Siberia los principales líderes de la Revolución de Octubre.

Una vez eliminados sus rivales, Stalin inició una política de consolidación de poder personal y de instauración del culto a la personalidad que dio origen a un tipo de régimen que sería bautizado con su propio nombre: el estalinismo.

Ese modelo de Estado estalinista quedó institucionalizado con la Constitución de 1936, que consagraba el modelo de socialización de los medios de producción y consolidaba el carácter totalitario del régimen, al supeditar las personas a los intereses del Estado y eliminar cualquier derecho o protección jurídica.

El poder omnímodo de Stalin se sustentó en el control absoluto del Estado y del Partido Comunista, el PCUS, lo que desembocó en la formación de una casta de dirigentes sumisos, la nomenclatura, constituida por los miembros del partido que lograron sobrevivir al terror estalinista.


La economía estalinista

Con Stalin, la economía fue centralizada bajo la dirección y control del Estado mediante un modelo de planificación revisado cada cinco años con los llamados planes quinquenales, que tenían dos líneas básicas de actuación:

  • Industrialización. Se puso en marcha un plan acelerado de modernización total de las infraestructuras y de la industria pesada.
  • Colectivización. En el campo, se implantó la colectivización forzosa a través de un sistema basado en los koljoses y los sovjoses.
En poco tiempo, y con un elevado coste humano, la economía planificada convirtió la Unión Soviética en una potencia industrial. Este despegue económico coincidió con la depresión posterior al crac bursátil de 1929, lo que permitió a Stalin proclamar que mientras la economía capitalista se hundía el modelo socialista no dejaba de crecer. La realidad es que tras ese crecimiento económico soviético se contrastaban notables contrastes internos.

El estalinismo garantizó una serie de servicios sociales, como la alimentación, la vivienda, la educación o la sanidad, pero sus logros estuvieron lejos de ser tan profundos como pretendía la propaganda.





Las purgas

El aspecto más oscuro del período estalinista lo constituyeron las purgas, las depuraciones que se llevaron a cabo mediante el asesinato o la deportación a los campos de concentración de Siberia, los célebres gulags, de millones de personas. Las políticas represivas de Stalin se centraron en cuatro objetivos:
  • Minorías étnicas. Stalin desplazó a millones de personas para eliminar cualquier vestigio plurinacional y garantizar la sumisión a su política totalitaria.
  • Campesinos. La colectivización forzosa provocó la oposición del campesinado; cientos de miles de campesinos murieron por la represión y el hambre, sobre todo en Ucrania, y varios millones fueron desplazados o encerrados en el gulag.
  • Mundo cultural. Los intelectuales y los científicos estuvieron bajo la sombra de la sospecha y muchos fueron represaliados. Una nueva estética se instauró para representar la Unión Soviética y rendir culto a Stalin: el realismo socialista.
  • Miembros del PCUS. Tanto el partido como las instituciones del Estado fueron sometidas a depuración para eliminar a todos los posibles adversarios de Stalin; los miembros de la vieja guardia bolchevique, entre ellos buena parte de los generales de la cúspide del Ejército Rojo, fueron ejecutados.



La política exterior de Stalin

Stalin diseñó una política exterior dirigida a garantizar la supervivencia de la Unión Soviética y a controlar de forma férrea el movimiento obrero internacional. Para ello, se sirvió de los siguientes instrumentos:
  • La Tercera Internacional. Sus miembros debían aceptar plenamente el liderazgo soviético, por lo que la Komintern se convirtió en un apéndice del estalinismo.
  • Política de clase contra clase. Los partidos comunistas se enfrentaron a los socialistas por considerarlos cómplices del capitalismo
  • Frentes populares. En el año 1935 la Komintern fijó la creación de frentes polares como alianzas electorales para frenar el avance del fascismo. Numerosos intelectuales, organizaciones sindicales y partidos de centroizquierda y socialistas se sumaron a la propuesta ante la amenaza que representaba el nazismo.
  • Acuerdo con la Alemania nazi. En agosto de 1939 se firmó el Protocolo Mólotov-Von Ribbentrop, que selló el pacto de no agresión entre Alemania y la Unión Soviética. Su conocimiento destruyó el movimiento antifascista internacional.


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