El período de entreguerras

 Al finalizar la Primera Guerra Mundial, Europa tuvo que hacer frente a los problemas económicos derivados del conflicto. Los países combatientes habían consumido una gran parte de su riqueza.



El desorden económico de postguerra

Durante la guerra, los distintos países habían destinado sus esfuerzos productivos y financieros a vencer en la contienda. Finalizado el conflicto, los gobiernos trataron de retomar las prácticas económicas anteriores, pero el escenario había cambiado de forma sustancial.

En primer lugar, la guerra había provocado gran destrucción, tanto de espacios productivos como de infraestructuras. En algunas zonas, el tejido industrial fue devastado. Además, los espacios económicos se vieron fragmentados, y las redes comerciales previas a la guerra no pudieron restablecerse de forma inmediata. 
Por otro lado, los gastos bélicos habían provocado sustanciales desequilibrios financieros. Agotadas las reservas de oro, se había recurrido a la fabricación de papel moneda o a grandes emisiones de deuda pública.

Todo ello originó un desorden monetario que obligó a abandonar el patrón oro, la crisis se caracterizaba por el endeudamiento y aparición del fenómeno de la inflación.


Una de las principales consecuencias de la crisis fue la pérdida de peso económico de Europa. Se debió  a dos motivos:
  • Competidores extraeuropeos. Las economías exportadoras europeas habían cedido espacio a otros países como Estados Unidos, Canadá...
  •  Fractura de la relación triangular entre Reino Unido, Francia y Alemania. El que había sido el principal motor de la economía europea desde 1871 no pudo restablecerse por las políticas proteccionistas y las grandes cantidades para la reparación de la guerra impuestas a Alemania.


La crisis de posguerra

En 1920, la euforia fue sustituida por una crisis que duraría hasta 1923. Los síntomas aparecieron en Estados Unidos, pero en Europa tuvo más duros efectos:
  • En Reino Unido. El gobierno se propuso recuperar el liderazgo financiero, para lo que necesitaba una libra fuerte; pero esta decisión le restaba competitividad exterior y condenaba a su sector industrial. 
  • En Francia. La región nordeste del país, tradicional motor de la industria, había sido arrasada durante la guerra. Los franceses esperaban reconstruir su economía con las reparaciones de Alemania y, como esta no podía pagar, el déficit se disparó
  • En los Estados surgidos de la desaparición del Imperio austrohúngaro encontraron dificultades para articular su economía (sus sistemas financieros y monetarios) y organizar su propia administración.
  • El país más castigado por la crisis fue Alemania, sobre todo desde 1923. Las duras condiciones impuestas por el tratado de Versalles dificultaban el pago de las reparaciones impuestas por el Tratado de Versalles dificultaban el pago de las reparaciones. Este hecho agravó la tensión con los beneficiarios (Francia y Bélgica), para los que el dinero alemán resultaba clave para superar la crisis económica. Finalmente, como represalias ante los impagos alemanes, en enero de 1923 se produjo la ocupación franco-belga de la cuenca del Ruhr. Se trataba de una zona de vital importancia por su riqueza mineral e industrial.

Como respuesta, la República de Weimar decretó la suspensión indefinida del pago de reparaciones e hizo un llamamiento a la población para que resistiera a la ocupación mediante la huelga; para hacerlo posible, garantizó el pago de los salarios, compensó a los industriales mediante ayudas y prohibió los despidos.

Para financiar estas medidas, el Gobierno emitió gran cantidad de billetes, lo que desencadenó un proceso de hiperinflación que provocó la pérdida del valor del marco y la aparición de la economía de trueque.
El colapso del marco puso fin a la resistencia, mientras que la paralización de la actividad económica agravó el desempleo. Este deterioro generó desconfianza hacia la República de Weimar en la sociedad alemana.




La recuperación económica 

La búsqueda de soluciones para la crisis pasó por la recuperación de las políticas monetarias y económicas anteriores a la guerra.
  • Abandono del proteccionismo. Progresivamente, los estados renunciaron a las políticas proteccionistas y se adoptaron algunas medidas para recuperar el librecambismo, si bien la depresión de la década de lo 1930 borraría estas políticas de forma definitiva.
  • Recuperación parcial del patrón oro. En la Conferencia de Génova de 1922 se decidió recuperarlo parcialmente mediante su combinación con dos divisas complementarias, la libra y el dólar.
Tras superar los efectos negativos de la crisis de posguerra, comenzó la recuperación económica, que se produjo inicialmente en Estados Unidos: allí, las mejoras en la producción agrícola, gracias a la maquinización y la utilización masiva de fertilizantes, constituyeron la base del crecimiento.
Por otro lado, la aplicación generalizada del terreno de la producción industrial de los avances tecnológicos y científicos de la Segunda Revolución Industrial derivaron en un incremento de la producción  y la rentabilidad. En ello desempeñarían un papel transcendental los avances en los transportes y en las comunicaciones, que agilizaron los intercambios comerciales.




La recuperación económica de Europa. El Plan Dawes. 

La hiperinflación alemana y sus efectos sobre la economía francesa y sobre el conjunto de economías del continente retasaron la recuperación.

La incapacidad de Alemania para afrontar las reparaciones de guerra repercutía de manera negativa en las economías de sus acreedores; este hecho ya había sido vaticinado por el economista John Maynard Keynes, y terminó forzando una revisión de las condiciones de pago que resultaría clave para el inicio de la recuperación europea.
Dicha revisión  condicionó con el ascenso al Gobierno alemán de Gustav Stresemann, quien se mostró dispuesto a asumir el pago de reparaciones si se modificaban las condiciones. Fue el informe redactado por Charles Dawes en abril de 1924 el que inspiró el Plan Dawes, cuas principales medidas fueron la vinculación del marco alemán al dólar estadounidense, la puesta en marcha de un programa de créditos (procedentes, esencialmente de Estados Unidos) para reactivar la economía alemana y la reconsideración de las condiciones impuestas por el Tratado de Versalles para el pago de indemnizaciones.


El nacimiento de la sociedad de consumo

La recuperación económica de la segunda mitad de la década trajo consigo un período de esplendor conocido como los felices años veinte, caracterizado por una actitud social optimista que invitaba al consumo de todo tipo de bienes. El modelo surgió en Estados Unidos, y desde allí fue exportado a Europa. Este cambio de hábitos de explica por unos factores:
  • Reducción de precios. La aplicación de las innovaciones tecnológicas en la producción industrial abarató los costes y los precios de los productos, lo que permitió que otros sectores sociales pudieran acceder a ellos y que se disparasen las ventas.
  • Mejora de las condiciones de vida de la clase trabajadora. La creciente fuerza de las organizaciones sindicales y políticas dio lugar a un aumento de los salarios de los trabajadores y una reducción de la jornada laboral, con la progresiva implantación de la jornada de ocho horas.
  • Impacto de la publicidad en la difusión del consumo. La publicidad fue determinante en la expansión de los nuevos modelos de acceso a los productos
  • Nuevos sistemas de comercialización y venta. La aplicación de sistemas de concesión de créditos y de compra a plazos  facilitó la llegada de nuevos productos, y cambió los modelos de vida y las costumbres de las ciudades.





La recuperación de la paz 

La primera guerra mundial no acabó con los conflictos internacionales. Además, la crisis económica había contribuido a complicar la situación:
  • Alemania. Como gran derrotada de la guerra, el tratado de Versalles le había impuesto duras condiciones, tanto territoriales como económicas, además de someterla a una profunda humillación política. Para acabar con su aislamiento, y como medida con la que rebajar las exigencias francesas, en 1922 suscribió el Tratado de Rapallo con la Unión Soviética, con la que acercó posturas en los terrenos económicos y militar,
  • La Unión Soviética. Fue otro gran foco de tensión en la posguerra. El miedo al contagio revolucionario y la negativa a asumir las deudas contraídas por el zar la aislaron internacionalmente y propiciaron su acercamiento con Alemania.
  • Hungría. El Tratado de Trianon redujo su territorio en dos tercios respecto a su extensión previa a la guerra. Rumanos, serbios y checos habían ocupado esos espacios, pero el gobierno ultranacionalista planteaba una revisión de las condiciones. Contra las aspiraciones revisionistas húngaras, Rumanía, Serbia y Checoslovaquia crearon la Pequeña Entente.
  • Italia. La declaración de Corfú, daba vía libre a la creación de Yugoslavia, país en el que se encontraban algunas reivindicaciones territoriales de Italia que no fueron cumplidas. Tal circunstancia provocó una notable indignación en Italia que se refirió a su papel en la guerra como una victoria mutilada, el sentimiento desembocó la aparición de nacionalistas exaltados, como el fascismo de Benito Mussolini
  • Japón. El protagonista internacional adquirido por el país asiático tras la guerra suscitó y promovió recelos de las demás potencias, sobre todo de Reino Unido, Cuyo primer ministro, David Lloyd George, promovió la Conferencia de Washington (1921-1922) para frenar las aspiraciones niponas en China.
  • Estados Unidos. El papel del presidente Wilson había sido fundamental tanto para la resolución de la guerra como en el diseño del escenario de posguerra, pero el Senado estadounidense se había negado a suscribir el Tratado de Versalles, así como la adhesión a la Sociedad de Naciones, lo que evidenciaba sus pretensiones aislacionistas.


La distensión internacional 

Desde la aprobación del Plan Dawes de 1924 se produjo una disminución de la tensión que abrió paso a una nueva época en la que dominó el entendimiento entre los estados y mejoró las relaciones entre Alemania y las potencias vencedoras.
Este nuevo clima desembocó en la firma de los Acuerdos de Locarno de 1925. En dicho pacto, se adoptaron una serie de decisiones que resultarían fundamentales para la estabilización política de Europa, como la revisión del pago de reparaciones de guerra, el reconocimiento mutuo de las fronteras entre Alemania, Bélgica y Francia y la declaración de la región de Renania como zona neutral y desmilitarizada.
Los Acuerdos de Locarno, abrieron un nuevo período en las relaciones internacionales marcado por el entendimiento y la concordia, hasta el punto de apelarse al espíritu de Locarno como inspirador de las relaciones internacionales posteriores marcadas por las siguientes decisiones:
  • 1926: Alemania es admitida en la Sociedad de Naciones.
  • 1928: Se firma el Pacto Briand-Kellogg. En el acuerdo se plasmaba una declaración conjunta de renuncia a la guerra como mecanismo para defender los intereses internacionales. Fue suscrito en París por quince estados y posteriormente se unieron otros, el final de las guerras en Europa parecía estar más cerca.
  • 1929: Se aprueba el Plan Young, por el que se suavizaba de nuevo las condiciones de pago de reparaciones por parte de Alemania y se decretaba la retirada de tropas aliadas en la región de Renania.
  • 1930: Se celebra la conferencia de desarme en Londres que reforzaba y ampliaba los acuerdos adoptados en la Conferencia de Washington de 1921 en materia de armamento naval.



El nuevo clima de relaciones internacionales fomentó la copelación de los países europeos, todo cambió con la crisis bursátil de 1929; la depresión económica que trajo consigo acabó con ese espíritu conciliador y dio paso a una nueva fase, marcada por el proteccionismo económico y surgimiento de partidos extremistas.


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