Ética y moral
No es lo mismo ética que moral por mucho que en los medios de comunicación escuchemos con frecuencia que el comportamiento determinado de alguien no ha sido ético o ha sido inmoral.
La moral es el conjunto de normas de un grupo social.
La ética es la reflexión filosófica sobre ese conjunto de normas.
Por lo tanto la ética es la parte de la filosofía que se dedica a analizar el conjunto de normas de un grupo social.
Ahora, vamos a ver que aportaciones éticas podemos encontrar en la historia de la filosofía.
Dividimos este espacio en tres apartados:
- Ética teológicas
- Éticas deontológica
1. La ética de los que no tienen ética:
Sofistas. Los sofistas en moral son convencionalistas. No existe el bien sino que el bien es una convención, es un acuerdo.
Maquiavelo. Propone que los fines justifican los medios, por tanto lo correcto queda supeditado a los fines.
2. Ética Aristotélica:
Busca una finalidad que es la felicidad que se consigue mediante el ejercicio de la virtud. Lo propio del ser humano es el ejercicio de la razón por la cual llegaríamos a este modelo de ética.
3. Ética Epicúrea:
Busca la felicidad - ataraxia, mediante la huida de los tres principales miedos a los que se enfrenta el ser humano (dioses, al más allá y a la muerte) y búsqueda de una vida placentera atendiendo el placer como algo calculado.
4. Ética Tomista:
Santo Tomás de Aquino. Propone una ética fuertemente influenciada por Aristóteles. Busca a Dios y a la felicidad. El principal medio no sería tanto la virtud sino el amor y el fin que se persigue sale al encuentro del creyente mediante la gracia.
5. Ética Kantiana:
Propone una ética deontológica ya que no atiende a los fines sino a la idea de deber. Kant busca una ética universal y por ello la basa en el concepto de deber. Resume su propuesta en dos principios Obra de modo que tu manera de obrar pueda ser considerada ley universal y Trata a los demás como un fin y nunca como un medio.
6. Ética Marxista:
Una acción sería correcta si está a favor de la caída de la estructura y superestructura que fomenta la desigualdad entre personas. El objetivo ético y político común debe ser la instauración del sistema comunista después de pasar por la revolución y dictadura del proletariado
7. Ética del diálogo:
La teoría ética de Jürgen Habermas, indaga en el lenguaje y en las situaciones diversas de comunicación entre las personas. Habermas estudia y enuncia una serie de principios y reglas que deben darse en todo diálogo para que pueda desarrollarse y concluir desde un interés moral mutuo. Un diálogo que sigue dichos principios y reglas es un verdadero discurso moral, o simplemente discurso, como lo llama abreviando.
Por tanto, las normas del discurso, tal y como concibe Habermas, son normas éticas a las que debemos comprometernos para tender a una situación ideal de comunicación moral. Dichas normas son:
- No se debe excluir del diálogo a ninguna persona que manifieste tener intereses en el problema sobre el que se dialogue.
- Una vez en el diálogo, todos los interesados tienen igual derecho a la palabra, sin ser coaccionados cuando hablen.
- Ha de comprobarse colectivamente que la conclusión o norma moral concreta a la que se llegue después del diálogo sea asumida por todos los afectados. Es decir, que todos los que tengas relación con la norma concreta acepten las consecuencias de estar bajo la misma.
Habermas piensa que estas condiciones ideales son importantísimas para construir nuestras sociedades democráticas y plurales desde una fundamentación moral sólida.
Reflexionando sobre estas condiciones del discurso podemos comprobar que los valores de la imparcialidad, la libertad y la igualdad, ligados al artificio mental de la posición originaria en la ética de Rawls, también alientan en la comunicación o diálogo ideal de la ética habermasiana del discurso.
8. Ética de la justicia:
La teoría de la justicia fue desarrollada por el filósofo norteamericano John Rawls (1921-2002). En su libro Teoría de la justicia. Rawls nos habla de una situación ideal de imparcialidad que podemos traducir como posición originaria. Esta situación es un ideal que nos debe servir como criterio de actuación en el procedimiento a seguir cada vez que nos reunamos para negociar modos de convivencia, tanto desde las instituciones políticas como en las asociaciones de ciudadanos diversas o entre pequeños grupos de personas. Dicho ideal es aplicable cuando queremos dotarnos de unos mínimos morales básicos para todos. ¿Cómo definir esta posición originaria? Debemos imaginarnos como si estuviéramos en el principio de los tiempos y fuéramos los primeros hombres y mujeres de la historia. En ese caso, sin pasado alguno, ni a nivel colectivo, ni a nivel personal, no tendríamos estatud sociales previos, no habría situaciones de privilegio previas heredadas. Aún más, ni siquiera sabríamos si somos más listos o más guapos que los demás, pues estaríamos en una especia de momento cero de nuestra vida personal.
Para ayudar a imaginar esto, Rawls propone que pongamos un cierto velo de ignorancia sobre la situación real y actual que cada uno tiene en las negociaciones tal y como efectivamente se dan. Para establecer por tanto estos mínimos morales básicos equiparables a todos los hombres y mujeres (los fundamentos morales de los derechos humanos) toda persona, en la convivencia con los demás, ha de poner un paréntesis en la tendencia egoísta de aprovecharse de situaciones de ventaja ya sean naturales (mayor fuerza, ingenio, etc.) o sociales (extracción social, éxito económico, etc.). Hay que recalcar que esta posición originaria es un artificio mental que deberíamos aplicar a modo de compromiso moral.
A partir de ahí, todos actuaríamos, en una diálogo constructivo, asegurándonos mutuamente la libertad básica y la igualdad fundamental de oportunidades para desarrollar, en nuestras vidas personales, todas las singularidades naturales y sociales conciliables con unas libertades y unas igualdades básicas generalizadas.
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