Expansión y transformaciones económicas del siglo XVIII

La base económica en el siglo XVIII seguía siendo una agricultura, con bajos rendimientos, en cierta medida por las inclemencias meteorológicas y el escaso desarrollo técnico. A ello se une, que muchas de esas tierras estaban “amortizadas”, es decir, no podían venderse ni dividirse, lo que dificultaba la modernización.

Aún así, hubo una serie de innovaciones que ayudaron a paliar estos problemas como la liberalización del comercio del grano, nuevos cultivos como la patata, maíz…, mejoras técnicas como la creación de pantanos u obras de irrigación, proyectos de una Ley Agraria donde se analizaran los problemas de la agricultura, o la colonización de nuevas tierras como las de Sierra Morena.

La industria en general muy escasa, artesanal y orientada a mercados locales, se estimuló en el siglo XVIII, porque al aumentar la población, creció la demanda de productos industriales. También ayudaron las políticas mercantilistas y proteccionistas de los Borbones y la proliferación de las Reales Fábricas, grandes talleres de los que se obtenían productos de lujo, especialmente destinados a palacios.

El comercio en este siglo aumentó tanto a nivel interno como externo, desarrollando para ello una importante flota comercial y de guerra. Se mejoraron también las obras públicas, caminos, puertos, canales, etc., a ello se unió la supresión de aduanas y peajes, para fomentar el comercio interno y con América. 
Para ello se crearon compañías comerciales, con monopolios de ciertos productos y zonas, (ej. La Compañía Guipuzcoana de Caracas), se liberalizó el comercio de varios puertos, evitando así el monopolio que tenían hasta entonces Sevilla o Cádiz y se suprimió el sistema de flotas, donde los barcos podían partir en cualquier momento, sin tener que esperar a la formación de una flota que les escoltase.






Causas del despliegue económico de Cataluña

En medio de esta situación general, Cataluña representa un caso especial dentro de la economía española del siglo XVIII, ya que experimentó un gran despegue económico y se convirtió en una de las zonas más avanzadas de España.

La explicación radica en el campo catalán, donde desde la E. Media, muchos campesinos habían explotado tierras a cambio de bajas rentas, por lo que muchos se convirtieron con el tiempo en propietarios de esas tierras, en las que invirtieron y plantaron vides y se desarrolló una industria importante, también protegida por la corona, especialmente la textil, vinos y aguardientes. 

También influyó la política de liberalización del comercio con América, que dio un gran impulso al puerto de Barcelona, desde el que se exportaban productos locales como vinos, aguardientes y productos textiles.



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