La tregua de Navidad. 1914
En la Navidad de 1914 sucedió el hecho más sorprendente de toda la Primera Guerra Mundial. Tras la sangrienta batalla del Marne, en septiembre de 1914, los ejércitos se atrincheraron y dio comienzo la llamada "Guerra de Posiciones o de trincheras". Fueron meses de duros combates y numerosas víctimas en ambos bandos. La llegada del invierno empeoró aún más la situación de los combatientes lo que llevó al Papa Benedicto XV a solicitar una Tregua de Navidad que no fue aceptada por los beligerantes, aunque una luz de esperanza brillaría en esa Navidad, aunque se apagaría poco después. Aquella primera noche de Nochebuena bélica, en el frente de Flandes (Bélgica), los ejércitos contendientes estaban atrincherados, por un lado estaba la trinchera alemana, por el otro la trinchera británica y escocesa y cercano a esta última un grupo francés. Los bandos se encontraban separados unos 50 metros por la llamada "tierra de nadie". En la noche del 24 de diciembre, los ingleses