Metafísicas espiritualistas. Spinoza y Hegel

 Las metafísicas espiritualistas se centran en el ser dado a la conciencia, considerado desde el punto de vista del sujeto, o desprovisto de toda consideración material. Ejemplo claro de este tipo de metafísica sería la de Platón (lo real es la idea a la que sólo puede acceder el alma). Por otra parte, estas metafísicas parten de que existen realidades de naturaleza espiritual que son el origen o fundamento de las realidades materiales. Suele identificarse el espíritu con alguna entidad divina, trascendente o inmanente. Ejemplos claros los encontramos en la idea de Bien de Platón; el Motor inmóvil de Aristóteles; Lo unico de los neoplatónicos; el Dios de las religiones monoteístas, el Deus seve natura de Spinoza...).

En cuando a la relación que esa divinidad tiene con el mundo que ha causado puede ser de carácter trascendente (cuando se lo distingue del mundo y se lo sitúa fuera de él, tal es el caso de todos los anteriores, excepto Spinoza, pensador holandés del siglo XVII, considerado panteísta por afirmar que Dios y el mundo-naturaleza son las dos caras de la misma monera, se identifican. Un camino semejante siguió Hegel en la Alemania del siglo XIX. Los dos consideran lo divino como algo inmanente.


Spinoza



En su inicial Tratado sobre la reforma del entendimiento, distingue cuatro maneras de conocer:

  • La que nos llega pasivamente por el uso del lenguaje.
  • La que obtenemos activamente generalizando a partir de la experiencia, inducción.
  • El conocimiento que adquirimos con las inferencias del efecto a la causa o del universal al particular (en ambos casos, deducción imperfecta)
  • El conocimiento que logramos intuyendo la esencia o la cauda de una cosa (deducción perfecta). Éste es el conocimiento adecuado, que parte de ideas innatas y evidentes y, por lo mismo, verdaderas; el método consiste en seguir el orden y la relación de las ideas entre sí, a partir del conocimiento de unas ideas claras y distintas entre sí, a partir del conocimiento de unas ideas claras y distintas, y de la fuerza innata del entendimiento hasta desarrollar deductivamente toda estructura del universo. Por eso es lo mismo el orden de las ideas (como se piensa fundamente, el orden de las cosas y la realidad)
La Ética desarrolla justamente este método, partiendo de las ideas fundamentales de Descartes, que desarrolla hasta sus últimas consecuencias o bien critica.

Su noción de sustancia es la de Descartes entendida a rajatabla: aquello que se piensa por sí mismo y existe por sí mismo y que, en consecuencia, es la razón o la causa de sí mismo; sólo Dios es sustancia y sólo existe una única sustancia, o ser absolutamente infinito, que consta de infinitos atributos, existe necesariamente, ya que su esencia implica su existencia, y es la causa necesaria de todo cuanto existe; todo lo que existe es, por tanto, Dios mismo (panteísmo). 

De esta sustancia única, que es Dios o la naturaleza, y que puede concebirse en sí misma, como Naturaleza naturante, o como lo que ella ha producido, o sea, como Naturaleza naturada, el hombre sólo conoce dos de sus infinitos atributos: el pensamiento y la extensión. Todo es pensamiento y extensión a un tiempo, aunque nada puede ser pensado como ambas cosas a un mismo tiempo. La sustancia (Dios o naturaleza) aparece, sin embargo, en infinidad de modos: las cosas, el hombre incluso, son infinitos modos de ser la sustancia infinita.


Hegel 


Hegel, filósofo alemán, creó un sistema que puede considerarse la culminación del idealismo postkantiano. Intenta llegar a una comprensión de la realidad total identificándola con el absoluto (Idea), del cual la naturaleza y el espíritu no son sino dos formas sucesivas. La Idea absoluta se desarrolla a sí misma por el triple proceso dialéctico de tesis, antítesis, síntesis. Pasa por tres grados: en una relación consigo mismo (espíritu subjetivo), en forma de la realidad del mundo producido por ella (espíritu objetivo) y en forma de la unidad en sí y por sí (espíritu absoluto). En el sistema hegeliano no cabe ni Dios trascendente ni persona humana independiente. Hegel influyó mucho en el pensamiento moderno, sobre todo, en la filosofía del Estado, de la sociedad y de la historia, y en el materialismo dialéctico de Marx.

En la filosofía del espíritu, a la que dedica Hegel, sobre todo, la tercera parte de la Enciclopedia y Principios de la filosofía del derecho, la primera de las fases por las que transcurre el espíritu, o la Idea, en su desarrollo. El espíritu aparece en la naturaleza, identificado con ella, primero como vida consciente o alma creciente, luego como conciencia (en cuanto sensibilidad, percepción, entendimiento, autoconciencia y razón), y, finalmente, como espíritu, sujeto ya identificado consigo mismo, teórico, práctico y libre. Cada una de estas transformaciones es objeto de estudio, respectivamente, de la antropología, la fenomenología y la psicología.

En la filosofía del espíritu de Hegel, la segunda de las fases, tras la del espíritu subjetivo, por las que transcurre el desarrollo del espíritu, unido a la naturaleza. Convertido ya en sujeto, libre, el espíritu se relaciona con lo exterior, donde ha de realizar su libertad y donde el espíritu se convierte en objeto, recorriendo tres etapas: el derecho, la moralidad y la eticidad. Representa esta etapa el libre juego que se instituye entre la libertad y la razón en la historia y en la sociedad. En esta noción de espíritu objetivo se funda la posterior, debida a Dilthey, de ciencias del espíritu, cuyo objetivo de estudio son, precisamente, las objetivaciones del espíritu humano.

Esta fase, respecto de la anterior del espíritu subjetivo, representa su negación dialéctica, que será superada, también dialécticamente, por la del espíritu absoluto.

En la filosofía del espíritu de Hegel, la última de las fases, tras la del espíritu subjetivo y la del espíritu objetivo, por lo que transcurre el desarrollo del espíritu, o Idea, en relación con la naturaleza y que constituye la síntesis de las dos anteriores. El espíritu que se ha vuelto objeto retorna a sí mismo como reflexión de todo lo hecho; es la conciencia o el pensamiento del conjunto que se piensa a sí mismo. Es, por eso, absoluto: resultado final. Los tres momentos por los que se manifiesta el absoluto son: arte (como Idea intuida en lo sensible), religión (como Idea representante en lo simbólico) y filosofía ( como Idea pensante mediante conceptos).

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