Las crisis de las democracias

Pese al aparente triunfo del parlamentarismo que trajo consigo la Primera Guerra Mundial, en pocos años se produjo un ascenso de regímenes antidemocráticos.



La crisis de las democracias puede ser explicada como consecuencia de las concurrencia de una serie de factores:
  • Rechazo al sufragio universal. El reconocimiento de la igualdad de derechos de las masas encontró la oposición de las clases altas y medias, que veían peligrar el orden social y temían la propagación de los partidos y movimientos obreros.
  • Consecuencias de la guerra. El desarraigo de sectores como el de los excombatientes, incapaces de reinsertarse en sus respectivas sociedades, la exaltación nacionalista y el descontento ante los tratados de paz, sobre todo el países como Alemania e Italia, también debilitaron regímenes autoritarios.
  • Inestabilidad de los nuevos Estados. En países surgidos tras la guerra, pronto surgieron tensiones y conflictos que en muchos casos desembocaron en golpes de estado y en la implantación de regímenes autoritarios.
  • Imposibilidad para configurar mayorías parlamentarias estables. La crisis de los partidos políticos tradicionales y la dificultad para incorporar al sistema parlamentario a los nuevos partidos de masas provocaron la debilidad de los Gobiernos, y la aparición de dictadores (los llamados cirujanos de hierro) aupados al poder por los sectores conservadores como garantes del orden.
  • Crisis económica de 1929. El deterioro económico produjo descontento social y una polarización hacia posturas radicales debida a la ineficacia de los sistemas liberales para afrontar la crisis.


Las dificultades económicas, sociales y políticas condujeron a Europa a un progresivo viraje hacia el totalitarismo en el que pocas fueron las democracias que consiguieron pervivir.


El auge del totalitarismo

En aquellos países donde la implantación de la democracia era un fenómeno reciente, la acumulación de problemas y factores desestabilizadores fue determinante para que se impusieran regímenes autoritarios.
Fue el caso de Italia, donde tras la incertidumbre que sería aprovechada por Benito Mussolini; o el de Alemania, donde la crisis económica favoreció el ascenso del partido nazii de Hiitler, el NSDAP.

En otros países, principalmente del sur y el este de Europa, los sistemas parlamentarios fueron también arrollados por dictaduras y regímenes autoritarios. Así ocurrió en Hungría, donde Miklós Horthy impuso una dictadura nacionalista; en Rumanía, donde tras diversos Gobiernos autoritarios de la década de 1920, en 1940 se inicia la dictadura del monarca Miguel I; en España, primero con la dictadura del general Primo de Rivera (1923-1930) y posteriormente con la del general Franco, tras la Guerra Civil )(1936-1939), que se prolongó hasta 1975; y el Portugal donde en 1933 Oliveira Salazar instauró una dictadura de partido único.



Las pervivencias de las democracias 

Solo en Estados en los que la tradición democrática estaba asentada resistió el sistema parlamentario las presiones totalitarias. De entre todos, destacaron:

- Reino Unido. El periodo de entreguerras quedó caracterizado por la entrada en el Parlamento del partido laborista, la crisis del partido liberal y el dominio político de los conservadores.
Los sucesivos Gobiernos tuvieron que afrontar la pérdida de peso de su economía, que fue especialmente grave tras la crisis de 1929, cuando hubo que devaluar la libra esterlina y renunciar al patrón oro.
Otro de los problemas de la época fue la cuestión irlandesa, como se conoce el conflicto entre Reino Unido y los independentistas irlandeses. El triunfo en las elecciones de 1918 del partido nacionalista Sinn Féin y la actividad militar del IRA (siglas de Ejército Republicano Irlandés) de Michael Collins hicieron que el Parlamento irlandés proclamara la independencia y la presidencia de Éamon de Valera. En 1921, la zona sur fue reconocida por Reino Unido como Estado Libre de Irlanda, pero la independencia definitiva no se proclamó hasta 1937.
También fue dificultosa la relación con las posesiones coloniales. En 1926, se constituyó la Conmmonwealth, una mancomunidad del Reino Unido y sus colonias; y en 1931 el Estatuto de Westminster reconocía la plena soberanía de Canadá, Sudáfrica, Australia, Nueva Zelanda e Irlanda.

- Francia. Estuvo en manos de los conservadores de Georges y Clemenceau hasta 1924, cuando el radical Édouard Herriot formó un Gobierno apoyado por socialistas en el que destacó el ministro de Asuntos Exteriores, Aristide Briand.
El estallido de la Gran Depresión incrementó la inestabilidad política en Francia, sobre todo por la presión de la extrema derecha (que en 1934 provocó la caída del Gobierno de Édouard Daladier y del partido comunista).
En enero de 1933, la crisis y la victoria de Hiitler en Alemania forzaron la formación de una coalición electoral de izquierdas, el Frente popular, que fue liderada hasta 1937 por el socialista Léon Blum, y posteriormente por el radical Édouard Dalardier, responsable de la política de apaciguamiento francesa en los años anteriores a la Segunda Guerra Mundial.



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