Las vanguardias

 Las vanguardias son los distintos movimientos artísticos sorprendentes y provocadores que se extienden por Europa en sucesivas oleadas durante el primer tercio del siglo XX. También se las llama "ismos" (futurismo, cubismo, dadaísmo, etcétera).

Aunque hay grandes diferencias entre unas vanguardias y otras, comparten estos rasgos:

  • La voluntad de experimentación. Los vanguardistas desean ante todo romper con el arte del pasado. No en vano, la palabra vanguardia procede del francés avant-garde, la parte delantera de un ejército. Por lo general, muestran hostilidad hacia la tradición y se esfuerzan tanto por ser revolucionarios en sus innovaciones que resultan provocativos e insolentes.
  • La deshumanización. Tal como describió Ortega en su ensayo La deshumanización del arte (1925), las vanguardias rechazan el sentimiento romántico, el realismo y, en general, el concepto del arte útil. Por su concepto de autonomía de la obra artística y por su elitismo, los artistas de vanguardia coinciden con las ideas estéticas de la generación del 14.
  • Su carácter integral. Estos movimientos artísticos no afectaron solamente a la literatura, sino al conjunto de todas las artes (la pintura, la escultura, la música). Es muy importante su coincidencia en el tiempo con los orígenes del cine, que trae consigo la primacía de lo visual frente a lo auditivo. Algunas vanguardias pretenden ser incluso nuevas formas de vida, especialmente el surrealismo.
  • Su ritmo vertiginoso. Las vanguardias se sucedían rápidamente unas a otras, pues su propio carácter innovador las hacía pasajeras. Lo normal era que cada nuevo movimiento se presentase a través de un manifiesto, documento en el que proclamaban sus ideas estéticas. Algunas vanguardias prácticamente quedaron limitadas a sus manifiestos; otras produjeron cambios en la sensibilidad y legaron a la posteridad obras de importancia.


Principales vanguardias europeas 


El expresionismo
. Consiste en deformar y exagerar los rasgos para conseguir expresividad. Por ello, todavía no es una verdadera vanguardia, pues su punto de partida es la realidad y su objetivo es comunicarla con mayor fuerza. El expresionismo literario tuvo especial eco en Alemania y los países nórdicos. Se caracteriza por las descripciones caricaturescas, las situaciones absurdas y la distorsión en el lenguaje. El expresionista más conocido es el checoslovaco Franz Kafka. 


El futurismo
. El italiano Filippo Tommaso Marinetti inició el movimiento vanguardista conocido como futurismo con la publicación de su primer manifiesto en 1909.
En él se proponen la destrucción del pasado y la sustitución de los valores tradicionales por otros: el riesgo, la velocidad, la rebeldía, la violencia, la belleza de los nuevos avances de la modernidad y el progreso. El futurismo se extendió a Rusia, donde Vladimir Maiakovski fue el poeta más destacado.
Su principal consecuencia literaria fue la aparición de las máquinas, los automóviles, la electricidad, las fábricas, etcétera, como nuevos objetos poéticos, así como la liberación del lenguaje, algo característico también de otras vanguardias.



El cubismo
. Nace en las artes plásticas, cuando Picasso rompe con la visión tradicional de perspectiva, yuxtaponiendo en sus obras diferentes planos y puntos de vista y representando las figuras con forma geométricas. En el campo de la literatura, el cubismo fue iniciado por Guillaurme Apollinaire en 1913. Los cubistas imitan en sus poemas fragmentación de la pintura (usando, por ejemplo, técnicas de collage), pero, sobre todo, atienden a los aspectos visuales y tipográficos. Apollinaire creó los llamados caligramas, en los que las palabras del poema dibujan algo relacionado con su contenido.


El dadaísmo
. Esta vanguardia surgió en 1916, en torno al Cabaret Voltaire de Zúrich (Suiza), donde se reunía un grupo encabezado por Hugo Ball y Tristan Tzara. Su nombre, elegido al azar al abrir el diccionario con un cuchillo, procede de dada, que significa "balbuceo infantil". Destaca por su carácter provocador y por si nihilismo (negación total del arte y de la cultura anterior, abolición de la lógica y de la memoria, e incluso destrucción del lenguaje). Los dadaístas creen en la espontaneidad infantil y desprecian todas las normas lógicas, morales y sociales. Para ellos, la obra de arte es cualquier cosa que inspire diversión o una perspectiva inesperada. Los dadaístas son el punto de partida del surrealismo.





El surrealismo
. Es una transcripción de la palabra francesa surréalisme, en la que la preposición sur significa sobre, por encima de. Los surrealistas intentaban una liberación no solo en el arte, sino en la vida en general. En la línea del psiquiatra vienés Sigmund Freud, los surrealistas creen que el arte no debe representar la realidad aparente, la que se percibe a primera vista, sino la superrealidad, que está oculta en el subconsciente y que es mucho más interesante cuando aflora. En efecto, los poetas surrealistas, como Louis Aragon, Paul Éluard y André Breton pretenden reflejar el contenido más íntimo de la mente en sus poemas, que tienen los siguientes rasgos:

  • Uso de imágenes extrañas, oníricas (propias de los sueños, como las de los cuadros de Salvador Dalí La persistencia de la memoria o El hombre indivisible).
  • Están escritos con procedimientos que permiten la desinhibición: crear bajo el efecto de las drogas, la hipnosis o la escritura automática.
  • Frecuentemente se rompe la coherencia del texto e incluso desparece la puntuación.
  • Predomina en ellos el verso libre.
El surrealismo fue la más frecuentada de las vanguardias, pero a la vez terminó con ellas, puesto que su afán por reflejar lo más íntimo es en el fondo una rehumanización del arte.



Las vanguardias en España 

Podemos distinguir en la propagación del movimiento vanguardista en España tres etapas: la de recepción de las ideas europeas (1910-1918), las vanguardias hispánicas (1918-1927) y la etapa del surrealismo (desde 1927).

1. Etapa: la recepción de las vanguardias (1910-1918)

En esta primera etapa, fue fundamental el trabajo personal de Ramón Gómez, que, aunque no fundó ningún "ismo", tuvo el mérito indudable de servir de propagador de las vanguardias europeas.
La obra literaria de Ramón Gómez de la Serna es amplia, pero su principal creación vanguardista fueron las greguerías, publicadas a partir de 1917, que son breves definiciones ingeniosas basadas en comparaciones, metáforas, juegos de palabra, paronomasias, etc. Él las definió así: Greguería= metáfora + humorismo.

2. Etapa: las vanguardias hispánicas (1918-1927)
´
La llegada a Madrid del poeta chileno Vicente Huidobro en 1918 fue el catalizador para que surgieran los dos movimientos de vanguardia de origen hispánico, a saber: el ultraísmo y el creacionismo.
  • El ultraísmo. Es un conglomerado de los movimientos europeos que Huidobro había conocido en París. Integra influencias del futurismo, del cubismo y del dadaísmo. En su manifiesto los ultraístas declaraban su ruptura con la literatura anterior, su deseo de innovación y su apertura a todas las vanguardias europeas. Los principales autores fueron Guillermo de Torre (Hélices, 1923) y el argentino Jorge Luis Borges.
  • El creacionismo pretende que el poema no imite ni refleje la naturaleza, sino que, como ente autónomo, la cree en sus versos. El lenguaje de su poesía utiliza las palabras de manera que las despoja de su significado tradicional y las convierte en algo nuevo, una realidad paralela. El poema más conocido de Huidobro es Altazor o el viaje en paracaídas (1931).
3. Etapa: el surrealismo (1927-1936) 

El ultraísmo y el creacionismo abrieron el camino para la entrada del surrealismo en España. El surrealismo español, igual que el europeo, persigue romper todos los bloqueos morales y sociales que impiden al hombre entrar en contacto con la superrealidad, con su yo más íntimo a menudo reprimido. Para ello, valoran especialmente el mundo de los sueños y se valen de la escritura automática y el collage, técnicas que tratan de aflore lo inconsciente. Por esa misma razón, el surrealismo "rehumaniza" las vanguardias. De hecho, los grandes libros de poesía surrealista de Lorca (Poeta en Nueva York, 1929-1930) y de Alberti (Sobre los ángeles, 1929) nacen ambos de la necesidad de expresar una honda crisis personal, y están muy lejos de la actitud intelectualista y distanciada de los primeros vanguardistas.

Comentarios

Entradas populares de este blog

El imperialismo

La emancipación de la América española

La gran Depresión de 1929

La Hispania romana